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Foto del escritorAntonella Giglio Bontempi

Cuando la mente tiene que convencer a la emoción

Muchas veces digo que mi vida es una lucha constante… y ahora entendí por qué.


En Volviendo a Casa te he hablado ya muchas veces de que tenemos distintos cuerpos interactuando (el cuerpo físico, emocional, mental). Estos cuerpos EXISTEN, independientemente si somos conscientes o no de ello.


Ahora,


Mientras más consciente somos, más entendemos que estos (nuestros) cuerpos no actúan por separado.

Mientras menos consciente somos, más separación (o negación) habrá entre ellos, y por ende menos posibilidades de encontrar el balance y equilibrio en nuestra vida.


Hoy mientras me hacía mi desayuno comprendí algo que hasta ahora no había hecho tan consciente.

En la meditación de la mañana me vi luchando conmigo misma, diciéndome… ¿Por qué sigo haciendo lo que hago, si no me hace 100% feliz?, ¿En qué minuto voy a empezar a vivir mi real vida?


Y no te voy a mentir.

Estos pensamientos vienen a mí más de lo que me gustaría.


Vienen a mí a diario.

Y a esto me refiero cuando te hablo de la lucha constante conmigo misma.


Porque, por otro lado, (y lo tengo clarísimo), tengo una HERMOSA vida.

Estoy rodeada de gente hermosa que me quiere, tengo una pareja que realmente me complementa, un trabajo estable que me da las flexibilidades para tener tiempo para mí. Tengo una conexión conmigo misma profunda que cultivo todos los días. Y así podría seguir… para muchos, y para mí misma, SOY UNA AFORTUNADA.

Pero entonces, la cosa es, ¿Por qué sigo haciéndome siempre la misma pregunta?


Y para responder esto, tengo que ir por varios puntos. Al menos hasta hoy, con lo que se y he aprendido, esta es mi respuesta:


Algo que tengo muy claro, es que hay una necesidad en mi de libertad y de expresión profunda, que siento que se “apaga” con mi estilo de vida actual. Hay una parte de mí que cree que este estilo de vida (y con esto me refiero a un trabajo definido, en computador, de Lunes a Viernes de 9 a 18) no es para mí. Que estoy llamada a hacer mucho más. Que puedo hacer mucho más… si me lo propongo obviamente.


Pero si lo dejara hasta aquí, te estoy mintiendo. Lo que te acabo de contar tampoco es 100% verdad, porque dentro de mi día a día, y con todas las cosas hermosas que ya te mencioné, esa llamita tampoco se apaga del todo. Me doy esos espacios para mi día a día. Busco dentro de lo posible, acomodar mi día de acuerdo a mis prioridades y necesidades, que ya se cuales son.


La cosa es que, como buena Leonina (y humana también), me gustarían que estos espacios fueran MÁS. Me gustaría poder crear una realidad donde sea capaz de sostenerme económicamente (porque sí, es importante para mí) desde mi pura creación y desde lo que realmente llena.


Eso es real libertad para mí.


Esta lucha constante finalmente se traduce en un mundo emocional confundido, porque a veces se siente pleno y feliz, y otras veces frustrado y estancado.


Es parte de nuestra naturaleza humana estar en constantes cambios emocionales. No es viable estar siempre arriba, ni tampoco siempre abajo… porque la vida no es lineal. Es mas bien una montaña rusa.


Y aquí es entonces cuando llegamos al punto clave de todo este articulo: la entrada de la mente.


Hace tiempo ya, y ustedes lo saben, llevo trabajando en mis proyectos personales con MUCHA dedicación, poniéndole MUCHA energía. Lo hago porque me encanta, por esa necesidad innata en mi de crear, pero también porque estoy haciéndome cargo de mis sueños y de lo que quiero para mi futuro. En este camino entendí que esto lleva tiempo, que no tengo que apurarme ni estresarme tanto por ello… porque si no disfruto también del proceso, realmente no vale la pena ni será genuino. Hay disciplina, hay constancia, pero también hay descanso y disfrute.


La cosa es que mi mente sabe todo esto.

Sabe que estoy trabajando por mis sueños, sabe cuánto esfuerzo y amor he puesto en esto.


La emoción siente, pero la mente sabe. Y debemos buscar un equilibrio entre ambas.


Así que la razón de porque sigo haciéndome las mismas preguntas, es porque tengo un mundo emocional que por naturaleza es inestable, que se nubla, y que siente de acuerdo con lo que experimenta en el momento. Y hoy entendí que una manera de buscar consuelo es en la Mente.


En la medida en que le pongo mente a la emoción, mi ansiedad se cambia por paciencia, templanza y me permite tener una visión un poco más clara para donde seguir. Salen a la luz mis convicciones, las razones de porque estoy actualmente haciendo lo que hago. Sale la motivación, la disciplina, aquellas que me impulsan y me aclaran el camino que muchas veces la emoción nubla.


Con el tiempo te darás cuenta de que los cuerpos que viven dentro de nosotros son verdaderos personajes. El trabajo de la vida es aprender cuando escucharlos, y cuando dejar de escucharlos también.


Espero que esto te ayude a responder tus propias preguntas, esas que tú y yo sabemos son insaciables.


Te dejo un abrazo,

Anto

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